En un fascinante viaje hacia el interior del hombre, Virginia Woolf escribe “Las Olas” con una revolucionaria técnica mezclando la belleza de su prosa con la poesía. La historia relata, a través del monólogo interior de seis personajes, la vida de cada uno desde su infancia hasta sus últimos días en la Tierra.
La autora de “La señora Dalloway” traza una analogía entre el sereno movimiento de la marea sobre la playa y la vida de un grupo de amigos que construyen existencias diferentes. A su vez, utiliza los distintos momentos del día para relatar las miradas de los personajes en las distintas situaciones en que los encuentra.
En un principio, cuesta comprender desde dónde se escribe, quién es el autor de los pensamientos narrados por Woolf, debido a que no es posible encontrar huellas explícitas, sino dejarse llevar por el retrato profundo que realiza la autora de cada uno de los personajes: tres mujeres y tres hombres.
La poesía en la descripción de luces, horas y ambientes posee tanta intensidad como las reflexiones de Bernard, Susan, Rhoda, Jinny, Louis y Neville. Lo interesante de la novela es que la historia se relata a través de pensamientos sobre la realidad. Personalmente, creo que he subrayado más de la mitad del libro, les cito alguna de las frases halladas en este laberinto de meditaciones: “De la misma manera me parece que esto son libros en la pared, y esto una cortina, y esto quizás sea un sillón. Pero cuando tú llegas, todo cambia. Las tazas y los platos han cambiado, cuando tú has llegado esta mañana. No cabe la menor duda, he pensado, mientras echaba a un lado el periódico, de que nuestras mezquinas vidas, pese a ser feas, sólo se revisten de esplendor y adquieren significado cuando las contemplamos con los ojos del amor”. Definitivamente recomendable.
La autora de “La señora Dalloway” traza una analogía entre el sereno movimiento de la marea sobre la playa y la vida de un grupo de amigos que construyen existencias diferentes. A su vez, utiliza los distintos momentos del día para relatar las miradas de los personajes en las distintas situaciones en que los encuentra.
En un principio, cuesta comprender desde dónde se escribe, quién es el autor de los pensamientos narrados por Woolf, debido a que no es posible encontrar huellas explícitas, sino dejarse llevar por el retrato profundo que realiza la autora de cada uno de los personajes: tres mujeres y tres hombres.
La poesía en la descripción de luces, horas y ambientes posee tanta intensidad como las reflexiones de Bernard, Susan, Rhoda, Jinny, Louis y Neville. Lo interesante de la novela es que la historia se relata a través de pensamientos sobre la realidad. Personalmente, creo que he subrayado más de la mitad del libro, les cito alguna de las frases halladas en este laberinto de meditaciones: “De la misma manera me parece que esto son libros en la pared, y esto una cortina, y esto quizás sea un sillón. Pero cuando tú llegas, todo cambia. Las tazas y los platos han cambiado, cuando tú has llegado esta mañana. No cabe la menor duda, he pensado, mientras echaba a un lado el periódico, de que nuestras mezquinas vidas, pese a ser feas, sólo se revisten de esplendor y adquieren significado cuando las contemplamos con los ojos del amor”. Definitivamente recomendable.